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El niño aprende a hablar a través de la interacción con su entorno familiar y social, es decir, a través de las acciones reciprocas que niño y entorno ejercen entre sí; de aquí la importancia del papel que juegan los adultos, principalmente la madre, en el desarrollo del niño, pues constituyen un facilitador para el aprendizaje progresivo de sus hijos.
Los adultos que hablan a un niño, al igual que otros niños un poco mayores, presentan una conducta que favorece la comunicación, mediante el empleo de un sub-código lingüístico no verbal destinado al niño. No obstante, en algunas ocasiones surgen diversos trastornos en el lenguaje del niño, y es entonces cuando interviene la Logopedia.
En cualquiera de sus campos de aplicación, las intervenciones logopédicas necesitan de un proceso de análisis en tres niveles:
1. La programación de los objetivos y su secuenciación.
2. El diseño de los ejercicios y actividades enfocadas a la consecución de estos objetivos, y
3. La evaluación de la intervención a nivel de la evolución del sujeto y a nivel de la eficacia especifica de las técnicas empleadas.
Tomemos como ejemplo la intervención logopédica sobre los trastornos de la pronunciación. La logopedia sigue un modelo de análisis: primero, una concepción centrada en el fonema aislado que permitirá hacer descripciones y clasificaciones en función del tipo de fonemas alterados, de la posición del fonema trastornado en las palabras, en función de la naturaleza del trastorno, o bien, una clasificación de tipo etiológico.
A partir de este análisis se escoge un fonema como blanco de la terapia, o una jerarquía según el orden de aparición de las habilidades fonéticas normales, en la adquisición normal del habla infantil, si son varios los fonemas alterados (programación de los objetivos).
Posteriormente se enseña al niño a realizar correctamente los movimientos posturales que definen el fonema aislado, para lo cual el logopeda se apoya con dibujos, control por el espejo, imitación visual, asociación acústica, manipulación de los órganos con los dedos o los guía-lenguas (diseño de las actividades y ejercicios). Una vez que el niño generaliza su nuevo modelo en la repetición de sílabas, palabras y frases se introduce en su conversación espontanea (evolución del sujeto)
Referencias
Peña Casanova, J. Manual de logopedia. Ed. Masson, Barcelona, España, 1988.
Gallardo Ruiz,, J. Y otros. Manual de Logopedia escolar. Ed. Aljibe. Málaga, España, 1993