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Bruxismo y terapia de modificación de conducta. Guía de práctica clínica para uso del obturador nasal transicional. (Parte V)

Diversos estudios abogan por futuras investigaciones que aclaren la etiología de la disfunción témporo mandibular (TMD) y bruxismo, de modo que puedan ser desarrollados tratamientos causales específicos.
En cada paquete o kit hay tres obturadores de la misma longitud. Los obturadores están fabricados con una vaina exterior de látex y una fina hoja interior de latón maleable.


Patología basal: BRUXISMO, APRETAMIENTO o RECHINAMIENTO. Máxima intercuspidación, contacto total. Ausencia de espacio libre interoclusal

El obturador se doblará sobre el pabellón nasal del paciente, configurando el operador manualmente el relieve del mismo. La estructura formada constituye lo que llamaremos obturador nasal transitorio o transicional (figs. 7, 8).

Imagen 7



Colocamos el obturador, sin activar. Vista frontal


Imagen 8



Obturador en posición en visión lateral, sin activar


En clínica, facilitamos el obturador al paciente para uso ambulatorio, instruyéndolo en el manejo del mismo, que será:

Los extremos del látex del obturador presionarán ligeramente las aletas nasales sin llegar a provocar obstrucción total de las vías. Ejercerán una presión suficiente, no molesta, que dificulte la respiración nasal provocando la apertura de la boca para respirar. Los extremos forrados de látex evitan que el dispositivo resbale, manteniéndolo en posición con facilidad.

El asesoramiento y colaboración de un psicoterapeuta clínico especialista en terapia de modificación de conducta es necesario.

El obturador será utilizado en periodos máximos de diez minutos por el paciente, idóneamente cuando esté viendo televisión, leyendo, escribiendo. También en la conducción de vehículos automóviles.

Igualmente se empleará por las noches en la inducción al sueño. Los movimientos corporales nocturnos harán que el obturador se desprenda del pabellón cuando ya haya cumplido su función: modificación de la conducta.

El paciente no utilizará el obturador en periodos de relación social con otras personas.

El paciente, usando el obturador, lo retirará de la nariz en periodos sucesivos cuando note sequedad bucal, para humidificar de nuevo lengua y carrillos y tomar conciencia de la nueva posición mandibular derivada de la relajación de los músculos masticatorios.

La sequedad es signo de actividad respiratoria oral: habrá un descenso mandibular y relajación de músculos masticatorios sin contacto interoclusal (figura 9).


Imagen 9



Fase I: activación obturador nasal, presionando ligeramente los refuerzos de látex contra las aletas nasales. Respuesta conductual: BOCA ABIERTA, RESPIRACIÓN ORAL RELAJACIÓN MUSCULAR MASTICATORIA, reposicionamiento condíleo Progresión a la sequedad bucal


Una vez retirado el obturador el paciente notará cómo progresivamente adopta la respiración nasal de nuevo, a la vez que mantiene la relajación mandibular (modificación de conducta). Conviene instruir al paciente para que observe en este momento el aumento del diámetro longitudinal de su cara en un espejo derivado de la relajación muscular y de la recuperación del espacio libre interoclusal.

Volverá a colocar el obturador cuando note regresión a la conducta patológica: respiración nasal con apretamiento o rechinamiento.

El obturador reposicionará entonces de nuevo la mandíbula y músculos masticatorios, relajando los mismos, llevando a respiración oral al individuo. Una vez note la sequedad bucal, retirará el obturador de nuevo. Así repetirá la acción sucesivamente.

Al entregar en clínica el obturador para su primer uso, marcamos con lápiz tinta dos puntos labiales fijos, fácilmente reproducibles en posteriores visitas, para tomar mediciones con un pie de rey de la distancia intermaxilar en máxima intercuspidación (dimensión vertical de oclusión), que anotaremos en su ficha (fig. 10).


Imagen 10



Marcamos con un lápiz tinta maxilar superior e inferior para tomar medidas sucesivas con un pie de rey de la evolución del paciente
En posteriores consultas de revisión, semanalmente, recogeremos de nuevo medidas con el fin de objetivar el valor de relajación intermaxilar como signo de progreso o mejora conductual (figura 11).

Consideramos que ha habido curación cuando el paciente sea capaz de mantener una respiración nasal con boca cerrada y sin apretamiento, es decir: respiración nasal, boca cerrada y espacio interoclusal libre (posición de reposo mandibular).



En sucesivas visitas tomamos referencias de la posición basal: sin obturador, el paciente deberá ir consiguiendo relajación muscular con boca cerrada y respiración nasal (modificación de conducta). De 2 a 6 mm. por encima del valor en máxima intercuspidación.ALTA: mantenimiento regular de la posición de reposo mandibular sin tendencia a la regresión


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