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Una respuesta al multiculturalismo en EEUU (parte III)

Nuestra percepción es que intentan responder ante un problema real como es el clima de violencia que se vive en la calle y en la familia con medidas exclusivamente represoras. Quieren utilizar la escuela como espacio de represión y domesticación. Sin embargo, el problema está en la sociedad, en el desarrollo de una sociedad multicultural y desarraigada de sus orígenes que provoca estos desequilibrios.
2. Una cultura de la sumisión

Otro de los mensajes que se recibe desde los primeros días de la escuela es que "no se puede tocar a los ninos", ni una caricia ni, lógicamente, un mínimo golpe. El castigo corporal está prohibido. Esto choca con la realidad de su casa, ya que están acostumbrados a la violencia corporal y, a veces, psicológica. El sistema de disciplina de la mayoría de los padres es "el cinto". Un día vimos con estupor cómo una madre no se contuvo lo más mínimo en pegar violéntamente a sus tres hijos pequenos en la propia escuela cuando fue a recogerlos. "Maestra, si se porta mal, me lo diga que lo pondré derecho en casa" nos dice a menudo el padre de Riky.

Hemos observado que los ninos están acostumbrados a vivir en una cultura de la sumisión. La obediencia a la autoridad en cada momento es algo básico. Lo importante es que estén en la clase quietos y en orden, lo menos importante es que se utilicen sistemas autoritarios y amenazantes hacia ellos. Podemos observar esta situación en las reglas de la clase y del recreo. Un día la maestra de Kindergarten tuvo que ir a sustituir a una clase de 5 curso, toda de afroamericanos, fui con ella y observamos estupefactos que el suddirector del centro, Mr. Skinner, que nos acompanó, soltó toda una serie de "improperios" hacia lo ninos para que se portasen bien. La verdad es que cuando se fue aquello fue Troya, nadie hacía caso y el comportamiento agresivo entre ellos era normal, hasta dos de ellos se pegaron con fuerza. Eso sí, cuando volvió, con dos gritos todos se callaron y nadie se movía de su sitio. Preguntamos después si eso era normal, y la propia directora me dijo que utilizaban al subdirector, Mr. Skinner, para dominar y controlar a aquellos alumnos y a aquellas clases en las que la disciplina era muy difícil. Nos dijo que no había otro modo de controlarlos.

Nuestra percepción es que intentan responder ante un problema real como es el clima de violencia que se vive en la calle y en la familia con medidas exclusivamente represoras. Quieren utilizar la escuela como espacio de represión y domesticación. Sin embargo, el problema está en la sociedad, en el desarrollo de una sociedad multicultural y desarraigada de sus orígenes que provoca estos desequilibrios. Las segundas y terceras generaciones de emigrantes, en este caso latinos y afroamericanos, se encuentran desnaturalizadas, sin puntos de referencia, totalmente desarraigadas de sus orígenes y con unos valores muy confusos. No es cuestión de entrar en un análisis social en estos momentos, pero lo preocupante es la utilización de la escuela como cauce de represión y domesticación. Tal vez la escuela en estas circustancias no pueda hacer otra cosa. La directora nos comentaba que "la escuela se encuentra con esa realidad y tiene que controlarla y manejarla de alguna manera".

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